jueves, 28 de abril de 2011

Por el arte y la experimentación contemporánea, una Ruta


i.
 
Calle O'Reilly # 308 entre Habana y Aguiar.
En nuestro medio, aludir a lo masivo como aspecto positivo del hecho artístico suele ser un arma de doble filo. Desde el punto de vista historiográfico, y por razones harto conocidas, en lo que a participación se refiere, este adjetivo generalmente se ha visto como el antónimo que, junto a elitista, polariza cualquier discusión sobre para quién se hace el arte en nuestra sociedad. Aun así, reconocer el éxito de público que a inicios del mes de abril tuvo la propuesta de Factoría Habana es un acto de justicia imprescindible.

Organizada por la Oficina del Historiador de la Ciudad y la galería antes citada, como nueva modalidad del programa Rutas y Andares para los más jóvenes de la casa, la muestra pretendía propiciar la interacción con representantes de las más disímiles manifestaciones del arte contemporáneo. En esta primera edición, se aglutinaron estudiantes de la enseñanza superior, DJs, bailarines y artistas del lente; quienes ofrecieron no solo un acercamiento a su trabajo, sino también la posibilidad de dialogar sobre el proceso creativo.

Sin título (de la serie x-puestas), 2010. Impresión digital.
Por las características inherentes al espacio, la museografía general dejó entrever cómo las fronteras entre las propuestas individuales se desvanecían; imbricándose estas, al interactuar entre sí, en un todo simultáneo, orgánico y coherente. Tal fue el caso de las bailarinas Sandra Ramy, Tamara Venereo y Xenia Cruz, quienes presentaron la improvisación performática Aire común junto a los creadores de música electroacústica Arquitecto vs. The GreenCh, o de las estudiantes de vestuario del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), con su proyecto Reciclarte, y la exposición fotográfica x-puestas del joven fotógrafo Eduardo Rodríguez.

Aunque el carácter procesual de muchos de los trabajos no quedaba del todo explícito con la mera contemplación, la participación desenfadada de los espectadores completó el sentido de estos en más de una ocasión. Manifestándose así el sentido lúdico de la propuesta general y la valoración de la experiencia como parte del propio acontecimiento. De igual forma la búsqueda de alternativas para la realización de las piezas se puso de manifiesto en la selección de materiales poco convencionales; desechos reciclados que fueron resignificados funcionalmente a partir de la interacción entre ellos y la inserción en nuevos contextos.

ii.

Para el espectador despistado, aquel caminante que se paseaba por la calle O´Reilly sin idea de lo que en Factoría acontecía, la instalación Andrógino sería motivo de asombro, y hasta desconcierto. Órganos genitales humanos sobredimensionados se conectaban entre sí por un túnel, y constituían la incitación lanzada por los estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA). Encabezados por René Francisco Rodríguez y reunidos en el grupo Cuarta Pragmática Pedagógica, estos invitaban a la penetración y recorrido del falo a la vagina; lo que incidía sobre los sentidos del espectador a partir de la utilización de elásticos, sonido y algunos materiales que simulaban texturas. 

La naturaleza de los útiles empleados, así como la condición estudiantil de sus artífices, servía como nexo entre este trabajo y el de las jóvenes diseñadoras de vestuario; quienes, a modo de desfile, presentaron modelos realizados con periódicos, platos desechables, cintas de videos, discos, etc. Orientados inicialmente como ejercicio de clases por la profesora Maray Pereda, estos diseños han trascendido el ámbito académico y se han convertido en protagonistas de exposiciones y desfiles; los últimos acontecidos en el patio del ISDI, la Galería Raúl Oliva del Centro Cultural Bertolt Brecht y en la catorce edición de FIART, evento donde fueron premiadas. Si bien la poética del reciclaje, como respuesta a la carencia de medios para la creación, aglutina estos trajes, la concepción de una presentación al estilo más tradicional de las casas internacionales de alta costura atenta contra la concepción misma del proyecto; cuya riqueza y originalidad radica precisamente en la distancia que establece con estos centros hegemónicos a partir de la defensa de su alternatividad – alteridad.

Acompañando la propuesta del Instituto se encontraba x-puestas, el más reciente trabajo del fotógrafo Eduardo Rodríguez; a quien ya conocíamos por Diecisiete, exhibición desplegada en la sala Villena de la UNEAC durante la pasada Jornada cubana contra la homofobia. Si bien en aquella ocasión el sujeto desnudo era el centro de sus obras, ahora este deviene objeto al ser prácticamente absorbido por la indumentaria que presenta. Aquí no solo ocupa un lugar protagónico el vestuario, sino el propio material constituyente a partir de los detalles enfocados en los primeros planos; close ups que enrarecen las figuras humanas y logran extraer cierta personalidad presente en cada diseño. Desde el punto de vista formal no debe dejar de mencionarse el interés que despierta el claroscuro obtenido, resultante de un sabio coqueteo con la luz; así como la sabia manipulación digital, en tanto contenida, que cierra cada fotografía.

Hermanados por el lente cinematográfico, se presentaron trabajos provenientes de la décima Muestra Joven y del Festival Internacional Cine Pobre Humberto Solás. Como hecho trascendente vale destacar la inclusión de los estudios de animación del ICAIC, quienes mostraron un demo del primer largometraje cubano realizado en 3D, Meñique, y el corto Camuflaje; además de explicar las técnicas y procesos utilizados para la realización de los mismos. Se incluyeron en estas proyecciones los materiales de DV Danza Habana, VI Festival Internacional de Videodanza organizado por Roxana de los Ríos y la compañía de danza teatro Retazos.

iii.

Una vez concluido el evento y visto desde la distancia, Ruta Joven es una empresa que se agradece. Su concepción dinamiza el sentido tradicional de exposición a inaugurar y extiende el sabor de la sorpresa a partir de su variedad, tanto horaria como propositiva. La iniciativa de las manillas, utilizada inicialmente como gancho de público, sobrepasó la idea que le dio génesis al convertirse estas en protagonistas de un gran performance urbano; pues no fueron pocos los que caminando con ellas en la mano promovieron y motivaron al resto de los transeúntes el interés por la Ruta. Paradójicamente sirvieron también para contabilizar un número estimado de público asistente al agotarse en los primeros minutos, apenas abiertas las puertas, las quinientas repartidas.

Para garantizar el éxito de próximas rutas, cuando en un futuro no muy lejano se valore la reedición de un evento de tal envergadura, el cúmulo de experiencias obtenidas no debe desestimarse. La necesidad de extender en horas el tiempo de duración de la propuesta, quizás de jueves a domingo, sería un primer y coherente reclamo luego de tan intensas horas de trabajo. Por otra parte la explotación al máximo de las cualidades espaciales del edificio y sus exteriores podría ser una solución que movilice y dirija el flujo de los visitantes, pues la subutilización de los balcones esta primera vez fue imperdonable. Aún así, como reza en el refranero popular, tiempo al tiempo será la sentencia que marque la última palabra en la espera de nuevas propuestas.

Publicado en Noticias de ArteCubano, abril 2011